Del jueves 11 de marzo al jueves 17 de junio de 2010


ITINERANCIA:

MIERES
Centro Cultural Cajastur Jerónimo Ibrán 10
Del jueves 11 de marzo al sábado 10 de abril
Lunes a sábado de 18 a 21 h.

AVILÉS
Sala Cultural Cajastur Alfonso VII 2
Del viernes 16 de abril al sábado 15 de mayo
Lunes a sábado de 18 a 21 h.

GIJÓN
Centro Cultural Cajastur Muralla Romana
Del jueves 20 de mayo al jueves 17 de junio
Lunes a sábado de 17 a 20 h.

Emilio Celeiro nace en A Coruña, ciudad donde inicia su formación artística que completará años después en Caracas, Venezuela, país donde residió durante varias décadas. Este hecho no es ajeno a sus obras, ya que aparecen impregnadas de imágenes y símbolos muy cercanos a iconografías indígenas.
Artista versátil, presenta en la exposición un conjunto de obras formadas por esculturas, relieves escultóricos, pinturas y obra gráfica. Esta variedad de técnicas tienen en común la temática, donde predominan las formas pisciformes (peces abisales y fosilizados), y los discos o círculos, elementos con una gran carga simbólica.
Manifiesta el artista un gran dominio de las técnicas artísticas. Destaca el tratamiento empleado en los relieves escultóricos, donde los peces “salen” de la superficie del cuadro, adquiriendo un volumen muy marcado. También el bronce es un material muy bien tratado por el artista: sus discos o ruedas de la vida adquieren una gran belleza, al igual que los “tótems”, formados por extrañas cabezas que miran hacia el espectador. Llaman también la atención los grabados, realizados con pericia y un equilibrado uso del color.
Emilio Celeiro ha exhibido sus obras en numerosas muestras, de ellas más de veinte individuales e innumerables colectivas. No es un artista ajeno a Cajastur, en el año 1976 expuso sus obras en una itinerancia por las salas que la Caja tenía en Gijón, Avilés, Sama y Oviedo. Es una buena ocasión para ver la evolución que este artista ha sufrido en estos más de treinta años que separan ambas exposiciones.

Las visiones chamänicas de Emilio Celeiro

Decíamos en otra ocasión que Emilio Celeiro tiene una especial predilección por ahondar en el análisis de objetos reales a los que, luego de descubrir sus ocultas raíces, convierte en símbolos. En la presente exposición, hay dos figuras omnipresentes, totémicas, un paisaje bipolar, un Jano bifronte: el Pez y el Círculo. El origen del simbolismo del pez (que se encuentra en numerosas formas tradicionales) es nórdico, incluso hiperbórea, difundiendo luego por el Norte de Europa y Asia Central, en particular en la India y Persia. Precisamente en la India el primero de los “descensos de Vishnu” se realizaba manifestándose en forma de pez, situándose temporalmente al comienzo del ciclo anual de la Humanidad, en relación inmediata con el punto de partida de la Tradición Primordial. También el cristianismo adoptó el pez como icono identificativo. Pero los peces de Celeiro (abisales, fósiles, fantásticos, acorazados…), estos aguafuertes y litografías realizadas con trazos que nos recuerdan los dibujos de Leonardo da Vinci, son denominados por él “máquinas de guerra”. Deja el pez de ser símbolo de paz para transmutarse en profeta de la muerte, en terrible oráculo. Visión pesimista, la del artista, que nos presenta imágenes desoladas, enfebrecidas; visiones chamánicas que nos alertan de los peligros que acechan a una Humanidad (oculta por máscaras), que transita por el filo de los precipicios, dominada por la guerra, sometida por la máquina, separada de lo espiritual. Pero Celeiro abre una puerta al Futuro. Y éste está en el Círculo, la rueda (presentes en litografías con gofrados que semejan nebulosas), que probablemente sea el símbolo sacro más universal. El Círculo Cósmico, el Zodiaco, la Rueda tarotiana de la Fortuna, la rueda sefirótica de las emanaciones de las que nos habla la Cábala. La mitología egipcia se inicia con un punto que estalla y nace el círculo (el territorio que otearíamos desde el pináculo de una pirámide), igual que del Big Bang procede la expansión del Universo. Ra, el disco solar, envía sus rayos vivificadores. Y cierto pensamiento esotérico afirma que la verdad está en el centro del círculo. Si los peces de Celeiro nos muestran el mal que todos escondemos en la caverna de nuestro inconsciente, sus círculos son el rostro de la esperanza del Jano bifronte. Emilio, excelente artista, nos incita a la reflexión. Aprendamos de sus enseñanzas.

Carlos Pereira Martínez

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